top of page

Testimonio de Rosa María Giménez

La primera toma

En la primera toma yo estaba aquí en mi casa, era un domingo, a horas de la noche en el 97. Yo estaba en casa con mi hija, con mi nieta y la suegra de mi hijo, nosotras 4 estábamos todas juntas hablando en la sala cuando comenzamos a oír los tiros, y entonces ya pensamos que era la guerrilla que se había entrado. Yo estaba muy preocupada porque mi nuera estaba jugando bingo al frente del puesto de policía, como antes era tan tranquilo porque no había guerrilla no había problemas así, entonces, pues vivíamos dichosos, uno en la noche podía salir tranquilo. Había un grupo jugando como era común jugando Bingo, ellos entonces estaban allá. Ese era mi temor que algo le pasara a las personas que estaban pasando un buen rato.

​

En esa toma atacaron el puesto de policía, eso se escuchaba muy feo. Como la casa de acá es una construcción muy antigua eso se movía mucho por las explosiones. Un vecino ese día, Eduardo, abrió el cerco y nos hizo pasar por ahí, él amablemente nos pasó para allá, para su casa. Nos dieron posada en unas camitas que ellos tenían y nos cobijaron con las cobijitas de ellos, y ahí estuvimos nosotros. Decíamos que esa era la guerrilla que se había entrado a atacar a los policías, pensábamos que habían matado a los policías y reflexionábamos sobre cuantas esposas, hijas y mamás quedaron sin sus familiares.

​

Al otro día, pues uno inexperto uno no sabía por qué era la primera vez, mi desesperación seguía siendo mi nuera entonces yo cogí y me fui para allá, para salir al pueblo al centro. Yo alcancé a ver, que subían unos guerrilleros en unas camionetas, yo me asusté mucho entonces corrí a meterme a una casa, donde una señora amiga mía, pero del susto, ella en vez de abrirme la puerta me la cerró y entonces a mí me tocó devolverme y no supe al fin de mi nuera. Ya después yo de la preocupación volví a salir, pero ella ya cómo casi al medio día fue llegando y le había tocado salir corriendo por allá para el barrio El Progreso, allá se habían amanecido.

​

Esa toma fue llena de susto, pues porque fue la primera toma, nosotros en el pueblo no habíamos experimentado nada parecido. Yo tenía una amiga y ella me decía que acá no se iban a entrar porque este era como su metedero y yo me decía que ya se habían entrado a otras partes y acá no, entonces seguramente nunca se iban a meter, pero no, como se dice siempre hay una primera vez y de ahí para delante ya se siguieron entrando. Entre más pipas más armamento traían. Nos asustábamos mucho cada vez qué escuchábamos los primeros tres tiros que siempre anuncian una toma armada.

​

Cuando fuimos al puesto de policía al otro día para ver qué había pasado, vimos ahí al lado a unos viejitos que eran como familiares cercanos míos, Enrique y Pedrito, ellos dos solteros solitos, la casita de ellos, bonita y antigua quedó completamente destruida y yo veía a Pedrito todo cubierto de ceniza, fue tan triste.

​

Después de esa primera toma todo el mundo comenzó a encerrarse en sus casas temprano, antes teníamos la costumbre de hacernos en el parque a jugar y hacer pequeco, que era ir a hacer arroz a las casas, con frijoles o con macarela hasta la noche y tomarse quizá una media de aguardiente. Ya no volvimos a hacer eso porque ya nos daba miedo, siempre nos reuníamos, es una costumbre caldoneña, el pequeco siempre se hacía, jugábamos dominó o parqués, pero eso se acabó.

  • Facebook
  • Twitter
  • YouTube
  • Instagram
bottom of page