top of page

Nos desmoronamos poco a poco

Cuando él se fue todo cambió

Cuando recuerdo esa época me duele el corazón. Recuerdo que éramos muy unidos, mi mamá era nuestra cabeza, nos amaba, sobre todo a mi hermano mayor, al recordarla la veo así, muy dulce. Mi papá era un berraco, él trataba la tierra y la hacía producir. De esas manos de mi papá comió mucha gente, si le contara, café era lo que había y plátano que crecía grande. Yo tenía dos hermanos y una hermana, yo era el hombre del medio porque mis papás dieron 4 hijos. Mi hermano mayor era fuerte y era el consentido de mi mamá. Luego seguía yo y de ahí mi hermano menor, ese era una caspa, se la pasaba allá en Pescador, buscaba peleas y era muy mujeriego, y mi hermana, la menor de todos, no sé si aún vive, hace nueve años no la veo, aunque la recuerdo mucho. Ella era medio enferma, el día de su nacimiento fue una cosa terrible. Nosotros vivíamos en una vereda de Caldono, por eso era muy complicado conseguir atención médica, porque si uno se enfermaba tocaba bajar ahí a la cabecera o allá a Popayán si la cosa era muy grave.

​

A ver le cuento, mi hermana se vino temprano, le faltaba como 2 meses para nacer bien, pues cómo se debe. Mi mamá la tuvo ahí en la cocina, esa niña casi se nos muere. Gracias a Dios un vecino llevó a mi papá y a mi mamá a Caldono, sino nos habríamos quedado solo los tres varones. Cómo mi hermana nació antes, ella creció con su retraso, no hablaba bien y no aprendió a leer ni a escribir, por eso es por lo que le digo que era medio enferma.

​

En Caldono y en la vereda las cosas se colocaron muy duras, nosotros oíamos que la guerrilla se entraba ahí en Siberia y vivíamos asustados. La familia sobrevivía porque cultivábamos café y plátano, mi papá era quien se encargaba de eso junto a mi hermano mayor, ellos iban a vender eso al mercado, sin embargo, un señor de Cali iba a la vereda y se llevaba el café a veces.  yo intentaba estudiar, mi hermano el menor renunció al colegio y se dedicó a trabajar en una tienda en Pescador, y mi hermana le ayudaba a mi mamá en la cocina y cosas de la casa.

​

Cuando se entró la guerrilla a Caldono todo cambió, ya el señor del café dejó de subir a la vereda por miedo y la única fuente que nos quedaba era el mercado del pueblo, pero en el mercado no se compraba bien el café, por eso se tenía que regalar a minucias. Eso se volvió muy duro trabajar la tierra, los que tenían plata se fueron y nos quedamos los desprotegidos.

​

Mi hermano el mayor se interesó mucho por esos temas de la guerrilla, él siempre fue muy así, pues cómo le digo, a él le gustaba mucho esos temas de las diferencias y de la inequidad y decía que en este país se tenían que armar las personas para ser escuchadas o se morían de hambre. Luego de un tiempo mi hermano se fue de la casa, no dijo para donde se iba, pero todos los supimos, él se fue para allá para el monte, con los verdes. Eso, le cuento, fue lo que comenzó a desmoronar la familia. Mi mamá era muy apegada a él y cuando se fue ella sufrió mucho, mi papá también, yo comencé a ayudarlo con lo de la tierra, pero eso no era lo mismo. Mi hermano el menor comenzó a hacer lo que se le daba la gana, eso iba allá a Pescador y llegaba a los días, mi hermano grande era el que lo colocaba en su lugar y lo aconsejaba, fue un cambio tenaz. La verdad, le digo yo, en ese momento nos golpeó más el abandonó de mi hermano que las tomas y los hostigamientos. Si la guerrilla no se hubiera manifestado en Caldono mi hermano no se habría ido.

​

El golpe fue muy duro, mi mamá murió a los meses, creo yo que fue a los 4 meses de él irse. Ella se tumbó en la cama y nunca más se levantó, lloraba y lo llamaba pero él nunca regresó. Mi mamá dejo de comer y fue mi hermanita la que se encargó de la casa, ella nos cocinaba y estaba pendiente de todo. Mi mamá murió, lo que yo pienso, de pena moral, al final ya no se paraba ni para bañarse, la limpiaba mi hermana.

​

A mi papá yo lo notaba muy triste, pero como era de esos hombres fuertes, nunca lloró. A veces cuando yo lo ayudaba a recoger el café, él me llamaba por el nombre de mi hermano y yo no le decía nada porque pensaba que eso podía servirle de consuelo. A los meses de haber muerto mi madre, mi papá se enfermó, ya no podía con la ida al mercado y ya no bajaba a Caldono, yo me ocupé de las cosechas. Ya nadie compraba tampoco, no había plata en el pueblo y el café no nos lo compraban, ni en Piendamo. Yo comencé a trabajar con un vecino, él era zapatero y me enseñó un par de cosas, yo le pegaba suelas y le cambiaba tapas y con eso él me pagaba alguito. Yo eso lo gastaba en comida, para mi papá, para mi hermana y para mí. Mi hermano el menor se volvió un malagradecido, lo que ganaba en la tienda donde trabajaba se lo gastaba en mujeres y en trago, a él lo mataron, por un lío de faldas. Cuando llegó la noticia de la muerte de mi hermano, del menor, no nos sorprendimos. Recuerdo lo que dijo mi papá, como si hubiera sido ayer: “a esta familia le cayó la desgracia desde que su hermano se fue” y eso es verdad, desde el día que él decidió ponerse unas botas y colgarse un fusil, se nos desmoronó todo poco a poco.

​

Yo no lo culpo por su decisión de irse, nunca lo he hecho. Yo siento que siempre quiso eso, irse a pelear por el pueblo, pero ¿sabe una cosa? Yo ahora pienso, que ellos no representaban al pueblo colombiano, no peleaban por nosotros, peleaban por ellos mismos, por un pueblo que ellos idealizaron. Pero los entiendo en el fondo, hicieron cosas feas y eso me parece terrible, pero las mujeres y los hombres de la guerrilla tuvieron mucho valor al decidir dejarlo todo, a sus familias, como mi hermano, nos dejó atrás sin importarle y desapareció, ¿será qué eso fue egoísta? Eso sí, si hay algo que yo le puedo asegurar es que mi hermano no era un hombre malo, al contrario, y con la mano en el fuego se lo digo, él era muy noble y se preocupaba por los demás, odiaba las injusticias. Lo recuerdo con mucho aprecio y espero que haya vivido hasta ahora, para que vea como al final los escucharon, espero que aparezca.

​

Mi papá ya estaba muy enfermo, nos recomendaron un tratamiento para el estómago de él, pero era en Popayán y eso era muy caro. No teníamos para comer, mucho menos para pagarle el tratamiento a mi papá. Mi Dios nos hizo pobres para castigarnos. Mandamos a trabajar a mi hermana, quién pensaría que ella nos ayudaría en algún punto con plata. Había una señora con dinero ahí en Caldono, ella le pagaba a mi hermana por cocinarle, por lavarle y plancharle la ropa y con eso comprábamos la comida y uno que otro medicamento pasajero para mi papá. No pudimos hacer mucho, él se nos murió. Solo quedamos mi hermana y yo, de ser seis miembros en la familia quedamos solo dos, en menos de dos años.

​

Todo estaba muy jodido, yo ahí ya no veía nada, la vereda se murió, muchos se fueron y de la nada llegó un señor diciendo que compraba los terrenos para hacer unas siembras. Yo decidí junto a mi hermana vender eso, ese pedazo de tierra era lo único que me amarraba a esa vida. Yo dejé a mi hermana con esa señora, la que le daba empleo, ella me dijo que le aseguraba su comida y una cama donde dormir, porque mi hermanita era buena trabajadora, yo pensé que si me la traía para Popayán era venir a lo incierto y por eso la dejé allá. Yo llegué a Popayán donde un tío y con la plata de la casa me puse mi zapatería y me compré una máquina para hacer zapatos. Iba de vez en cuando a Caldono a visitar a mi hermana hasta que la señora se la llevó a vivir a Cali y no supe más de ella.

​

Ahora me siento sólo, sí tengo mis amigos acá en Popayán, pero quisiera tener a mis hermanos y recordar a mis papás morir de viejos y no de tristeza. Ahora es que escucho que las cosas allá ya están mejor, yo acepto que me dejé ganar por el miedo y por eso me fui de allá, hay mucha gente que se quedó por lo suyo y se esforzó por mantenerlo, a mí me quedó grande escuchar la guerra ahí al ladito. Yo extraño a mi pueblo, me habría gustado estudiar y ser un profesional, pero la vida no termina así para todos, terminé bien, hice una nueva vida acá.

  • Facebook
  • Twitter
  • YouTube
  • Instagram
bottom of page